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Discipulado en Acción

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Marco Alvarado

Pastor Somos Vida

¿Y ahora qué?

Todos aquellos llamados a ser salvos, somos llamados al discipulado, sin excepción, sin excusas. El problema es que hemos dejado a un lado el trabajo para quedarnos con el EVENTO.

El evento esta definido como una instancia que nos haga sentir bien por un instante, para luego volver a nuestra vida común. Hemos creado una idea en donde pensamos que Dios se mueve por eventos, y nos olvidamos que Dios se mueve a través de Procesos.

¿Por qué buscamos el evento? Porque nos hacen sentir bien. El problema es que le damos placer a la carne incluso en lo que tiene que ver con lo espiritual en vez de enfocarnos en el mandato que recibimos ¿Por qué? Porque requiere trabajo.

No podemos avanzar o crear un verdadero avivamiento si no invertimos en el Discipulado, el avivamiento no pasa por un evento, pasa cuando vidas comienzan a ser formadas  y transformadas a la persona de Cristo.

¿Cómo?

7 Elementos de un trabajo discipular:

  • Relaciones

Cuando observamos los 10 Mandamientos vemos que del 5 al 10 hablan de algo en particular, la relaciones:

Éxodo 20.12-17

12 »Honra a tu padre y a tu madre. Entonces tendrás una vida larga y plena en la tierra que el Señor tu Dios te da.

13 »No cometas asesinato.

14 »No cometas adulterio.

15 »No robes.

16 »No des falso testimonio contra tu prójimo.

17 »No codicies la casa de tu prójimo. No codicies la esposa de tu prójimo, ni su siervo, ni su sierva, ni su buey, ni su burro, ni ninguna otra cosa que le pertenezca».

El discipulado no es una serie de lecciones, es una vida de relaciones donde nacen lecciones de vida. Sin la conexión no hay transformación. El discipulado se basa en hacer vida juntos en vez de tratar de crear una serie de lecciones por semana.

En medio de la creación, vemos todo era bueno excepto una cosa “No es bueno que el hombre este solo”. La necesidad de relaciones es la base para una conexión que pueda llevar a una transformación. La relación es el fundamento del discipulado.

  • Jesús

Cuando escuchamos el nombre “Jesús” en un grupo pueden haber distintas interpretaciones, desde el catolicismos, mormonismo, el profeta, un buen maestro, etc.

Lucas 6.40

40 Los alumnos no son superiores a su maestro, pero el alumno que complete su entrenamiento se volverá como su maestro.

El centro de ser un discípulo lograr entender cuál es el destino final. Y ese destino es ser como la persona de Cristo. El punto es este si la persona que tengo como estándar está basada en una idea personal, el resultado será catastrófico.

Efesios 4.13

13 Ese proceso continuará hasta que todos alcancemos tal unidad en nuestra fe y conocimiento del Hijo de Dios que seamos maduros en el Señor, es decir, hasta que lleguemos a la plena y completa medida de Cristo.

Si el fundamento Es Relaciones, la estructura es Cristo, el plano es Jesús, y si no sigo el plano de manera correcta, terminare con un mal edificio.

  • Intencionalidad

La intencionalidad está definida como la actitud mental que mueve a llevar a cabo algo. La intencionalidad me mueve de ser un observador a un actor, paso a estar detrás de escena a ser el protagonista.

Isaías 6.8

Después oí que el Señor preguntaba: «¿A quién enviaré como mensajero a este pueblo? ¿Quién irá por nosotros?».

—Aquí estoy yo —le dije—. Envíame a mí.

Cuando escuchamos el llamado de nuestro Señor de ir y hacer discípulos nuestra respuesta debe ser Aquí Estoy. No podemos esperar a que otro lo haga por nosotros, es nuestra obligación como seguidores de Cristo los cuales hemos recibimos el llamado de “La Gran Comisión”

  • Biblia

La Biblia es nuestra fuente de dirección, cuanto tenemos los planos para construir una casa hay medidas que tenemos que seguir, eso es la Biblia.

2 Timoteo 3.16-17

16 Toda la Escritura es inspirada por Dios y es útil para enseñarnos lo que es verdad y para hacernos ver lo que está mal en nuestra vida. Nos corrige cuando estamos equivocados y nos enseña a hacer lo correcto. 17 Dios la usa para preparar y capacitar a su pueblo para que haga toda buena obra.

El manual de cómo podemos presentar a la persona de Cristo ya está hecho, no necesitamos re-inventar la rueda. No se trata de lo que dijo este o el otro, se trata de Que dice la palabra.

Hebreos 4.12

12 Pues la palabra de Dios es viva y poderosa. Es más cortante que cualquier espada de dos filos; penetra entre el alma y el espíritu, entre la articulación y la médula del hueso. Deja al descubierto nuestros pensamientos y deseos más íntimos.

  • Espíritu

Muchas veces no logramos entender o conocer a la tercera persona de la trinidad porque es un ente que queda fuera de nuestra realidad. Pero hay dos cosas no podemos olvidar referente al Espíritu Santo.

Él nos empodera. La garantía es que no es con nuestras fuerzas, el está con nosotros, y será nuestra guía.

Hechos 1.8

pero recibirán poder cuando el Espíritu Santo descienda sobre ustedes; y serán mis testigos, y le hablarán a la gente acerca de mí en todas partes: en Jerusalén, por toda Judea, en Samaria y hasta los lugares más lejanos de la tierra.

Mateo 28.20

26 Sin embargo, cuando el Padre envíe al Abogado Defensor como mi representante —es decir, al Espíritu Santo—, él les enseñará todo y les recordará cada cosa que les he dicho.

Pero también el Espíritu Santo cumple una labor fundamental, es El quien nos convence de todo pecado: Él es quien nos lleva al arrepentimiento, y el que puede llevarnos de las tinieblas a la luz. No somos nosotros es Él y solo Él.

Juan 16.8

y cuando él venga, convencerá al mundo de pecado y de la justicia de Dios y del juicio que viene.

Esto es de suma importancia porque nosotros somos colaboradores y no los hacedores. Lo que tenemos que recordar es que nuestro trabajo no es convencer es compartir. Y aquí es donde hay algo que no podemos olvidar: todos somos necesarios, pero nadie es imprescindible.

  • Travesía

No podemos olvidar que este es un Proceso, no es algo instantáneo, incluso si la persona a la cual estamos compartiendo acepta a Cristo en nuestro primer encuentro, incluso si la persona comienza a tener cambios radicales.

Colosenses 1.28-29

28 Por lo tanto, hablamos a otros de Cristo, advertimos a todos y enseñamos a todos con toda la sabiduría que Dios nos ha dado. Queremos presentarlos a Dios perfectos en su relación con Cristo. 29 Es por eso que trabajo y lucho con tanto empeño, apoyado en el gran poder de Cristo que actúa dentro de mí.

Todos necesitamos de alguien que nos discípule, y el discipulado es una travesía, es un camino de vida que toma tiempo. Por lo mismo no podemos apresurarlo, ni tampoco abandonarlo. También tenemos que recordar el rol que cada uno tiene:

Dios: Es el agente trasformador en el proceso de hacer discípulos

Maestro: El que lleva a cabo el trabajo, quien intencionalmente busca, anima, enseña, entrena y ora por la persona en su travesía espiritual

Discípulo: Quien toma el desafío de seguir una doctrina y someterse humildemente a esta enseñanza.

  • Multiplicación

Pablo escribe a Timoteo unas palabras poderosísimas:

2 Timoteo 2.2

Me has oído enseñar verdades, que han sido confirmadas por muchos testigos confiables. Ahora enseña estas verdades a otras personas dignas de confianza que estén capacitadas para transmitirlas a otros.

El evangelio no es un club cerrado, al contrario, el contrato que firmamos a la hora de seguir a Cristo es hacer discípulos, traer más miembros. No podemos quedarnos en la zona de confort, tenemos que disponernos a multiplicarnos y que estos se multipliquen.

La historia de la iglesia nos recuerda que esta no se quedó en un solo lugar, sino que se expandió de Jerusalén, Judea y hasta lo último de la tierra. Sin multiplicación el evangelio estaría sentenciado a Muerte.

¿Y ahora qué?

¿Y ahora quién?

¿Y ahora cuándo?